jueves, 7 de febrero de 2008

Culoinquieto



En el 2007, esta que les quiere paseó sus encantos por México, Roma, Florencia, Benidorm -a tope, chavales-, Asturias y Cerdeña, lugar este último donde aprendí que no se llaman "cerdeñeros" sus gentiles habitantes. Y a mí que me parecía tan rústico...

En Cerdeña definí los términos de mi última separación a golpe de vino de la tierra y erizos de mar. Descubrí que pese a ser una isla mediterránea, no hay olas: aquello parece un lago más bien, pero sin patos. Y me puse tibia a madroños salvajes ante el asombro de los urbanitas de mis acompañantes que no habían visto ese precioso fruto en su vida. Ventajas de ser pueblerina.

Para comenzar con buen pie el 2008, mañana salgo para Córdoba a tomarme unos salmorejos con mezquita, onda "sólo chicas" con Camilo Sesto en Jesucristo Superstar de banda sonora para el camino. Flipen, amigos. Cosa tremenda, se lo digo yo.

Y el martes que entra, me largo a Alicante con el repartidor de mandarinas unos cuantos días, que estamos los dos muy pálidos y hay que reponer los cítricos perdidos en tantas noches de blanco satén.

Se admiten sugerencias y aportaciones económicas para sufragar a esta su cronista favorita.