miércoles, 22 de septiembre de 2010

Armada y peligrosa

Cuidado conmigo, amigos, que llevo carro.

Y es que empujar un artefacto violeta que parece una nave espacial con un hermoso y sonriente bebé sentado da una fuerza, un empaque, un "apártate-que-te-atropello" que es gloria bendita.

Algo, una fuerza desmesurada de entre valentía y mala leche me invade cuando conduzco el carro y se me dispara cuando me toca sufrir algún percance: sale la fiera y ataca sin piedad.

Esta mañana, sin ir más lejos, le he montado un escándalo a un vecino por ir fumando en el ascensor. Pero un señor escándalo, oigan. Le he llamado incívico, sucio, delincuente, irrespetuoso y poco menos que asesino por mancillar los pulmoncitos de mi bebé que está malita.

A ver, les voy a contar la verdad de la buena. Odio con todas mis fuerzas que la gente fume en el ascensor y soy dada a montar bronca cuando pillo a alguien haciéndolo. Me pongo hecha una hidra y como soy alta, encima asusto. Pero es que a este tipo, el de esta mañana, le tengo además ojeriza. Es igualito que Anacleto (agente secreto) pero con look homeless. Y me ha salido la manía a borbotones, persiguiéndole por el pasillo con mis improperios y el carro y la Lola saludándole con la mejor de sus sonrisas.

Ha debido flipar el pobre. La Lola en plan bebé encantador y su madre como una loca soltádole perlas negras como sus pulmones de Ducados sin filtro.

Vieran lo que le solté a una en la cola del súper por intentar colarse: casi me aplaude la parroquia que asistió a nuestro pleito. Que gané yo, por cierto. 

La cosa es que si no llevara el carro, no me pondría así de macarra. Soy consciente. Es como si empujar un carro me revistiera de una autoridad que sin él no tengo: la autoridad de ser una madre que defiende los pulmones (o lo que sea) de su hija. Pero qué racial y chungo, no?

Creo que tiene que ver con las hormonas, la aleación de los carros de bebé y el tinte de las capotas: nos vuelve un poco idiotas.

Así que ya saben, pececillos, cuídense de las madres con carrito que tiramos a dar.

1 comentario:

Lula dijo...

Es que el imbécil ese que no sólo fuma en el ascensor (que ya es para matarlo), sino que además lo hace con bebé dentro... En fin, que en mi opinión, la bronca que le echaras siempre se quedará corta!
Salud.